Marta Flores, de «Caprichos de Marta y Chloe»

Continuem amb el comerç local de Natzaret: ara quedem per xarrar amb Marta Flores Ruiz, la jove que s’ha fet càrrec de la «Corsetería Capricho» i li ha donat un nou aire convertint-la en «Caprichos de Marta y Chloe». Manté el bon servei i els avantatges del “cara a cara”, i beneficia al veïnat amb una presència que enriqueix i dinamitza el barri.

Marta és una persona dinàmica, amb molta experiència i simpatia de sobra. És un plaer conèixer-la i una garantia tant pel producte que ven com per la qualitat humana que aporta al barri.

Sinopsi

Marta Flores ens parla de «Caprichos de Marta y Chloe», tenda de moda en llenceria, banyadors, pijames per a tota la família, roba de bolquers i moltes coses més. Ens conta els seus inicis, els detalls de la seua activitat comercial i de les relacions socials de la botiga amb el barri.

Transcripció

Hola, yo soy Marta Flores Ruiz. Tengo 35 años.

¿Y tú eres aquí del barrio?

Soy del barrio, sí. Toda la vida.

Y nos contabas que el negocio, vamos, la tienda… ¿nos puedes volver a contar un poco sobre él?

Pues esto era de un familiar, que esta tienda lleva más de 40 años abierta, por suerte. Por suerte hoy en día o desgracia, no se sabe. Y nada, y ella se jubilaba y me lo planteó el quedármelo, soy yo también de aquí del barrio, conozco a todo el mundo, que quieras o no es un… está muy bien. Y pues eso, por tema de familia, estar cerca de las niñas, un poquito todo, pues eso. Me lo quedé y voy a hacer cuatro añitos y ojalá dure cuarenta más [risas], ojalá. Porque la verdad que ayuda a autónomo, yo por ejemplo que soy joven, nunca había estado en este gremio, nunca había estado en este mundo… ayuda poco. Lo que tú te ganes es lo que tú te busques. Ayudarte te ayudan poco, pero bueno. Pero para eso estamos. Para poder un poquito…

¿Y te has tenido que formar, o ha sido trabajando…?

No, sobre la marcha. Yo, a ver, la verdad que no he estado… he trabajado siempre, desde muy jovencita. Yo desde los 16 años yo tenía claro que no quería estudiar, tenía claro que yo quería trabajar para tener mi jornalito, ser independiente. Desde los 16 años pues empecé de limpieza en un hospital, en el hospital La Fe, por ejemplo, he trabajado mucho, luego en aeropuerto… Me he movido mucho, no he tenido nunca un trabajo estable, pero a la vez está bien porque coges un poquito de cada. He estado en Druni, he estado aquí, he estado allá, en fábricas, entonces, a ver, cara al público he trabajado mucho, entonces… y más aquí en tu casa, en tu barrio. Hay que aguantar mucho, también te lo tengo que decir, que hay que aguantar mucho, porque todo lo que pasa aquí se queda aquí, entonces… Pero bueno, muy contenta, de momento estoy contenta. No me tuve que formar porque a ver, ¿qué te formas de aquí? A ver un poquito… yo tengo grado medio de administración, por ejemplo, sé de cuentas, sé de cositas, mi marido también me ayuda mucho, entonces, pues oye… Está muy bien.

¿Esto siempre ha sido Caprichos, o le has cambiado tú el nombre?

Esto se llamaba Capricho, pero como yo me lo quedé tenía que ponerle como un nuevo titulín, lo podía haber dejado igual, pero como tengo dos nenas de cinco y ocho añitos, pues le puse Caprichos de Marta y Chloe.

¡Ah, son tus hijas!

¡Sí, claro! Son mis nenas. Entonces, por darle una puntillita. A ver, el nombre me gustaba, no lo quería cambiar porque era un hombre de toda la vida, pero antes era solo Capricho y ahora Caprichos de Marta y Cloe. Así que fenomenal.

Le has dado una cosa como joven, ¿no? Porque te estamos siguiendo en Facebook e Instagram y hay mucho movimiento…

Ahora lo tengo… ¿sabes lo que pasa?, que yo tampoco me muevo mucho por las redes sociales, porque no me gusta. Hoy en día la juventud ¿qué pasa? La gente joven, yo me incluyo: miras todo por internet, todo lo compras, todo lo pides, y eso es lo que está matando a este tipo de comercio. Entonces yo intento… porque mi marido es mucho “muévete por las redes sociales, Facebook, Instagram”… Yo no quiero vender por esas redes. Yo sí, una manera de publicidad, promocionarse, pero yo lo que quiero es que vengan aquí, me refiero. Entonces… sí, le da un aire nuevo, ella siempre ha tenido un poquito de pijamas, de tal, pero claro, eso ya… lo que son las colecciones las coges un poco a tu gusto, yo soy más joven, cada uno…

También te tengo que decir que la que me da de comer es la clientela mayor de toda la vida, de aquí del barrio. Yo soy joven, sí, mis amigas vienen, pero vamos. Yo no quiero que vengan porque vengan obligadas porque esté yo. Y hoy en día tú te vas a un centro comercial y ¿qué haces? Te compras el sujetador, las braguitas, los calcetines, el pijama, te lo compras todo, entonces yo lo entiendo. Yo la verdad que a esta tienda he venido siempre, aparte de ser de un familiar, pues porque mi madre siempre me decía: “cariño, mira que te he traído el bañador, pruébate”. Al ser del barrio, lo bueno es que tienes otro trato con el cliente.

Hay una parte bonita que es que las colecciones las eliges tú… Estás atenta a la moda o a lo que está pasando…

Sí, a ver, va un poco también a lo que… depende del público que tengas. Que puedes tener, por ejemplo, clientela más joven y luego tienes que tener también el abanico un poco abierto, porque me dicen: “es que tienes poquita ropa a lo mejor de bebé”. Ya, pero es que no solo tengo ropa de bebé, es que tengo ropita de bebé, tengo sujetadores, tengo esto, tengo lo otro, es mucho, es mucho. Entonces, no puedes abarcar igual que bañadores. Tendría toda la tienda de bañadores, pero es que no son solo bañadores.

Pero bueno, yo la verdad que de momento muy contenta y que dure, que dure por muchos años.

¿Y cómo está el tema de la distribución? O sea, ¿de dónde sacas el género, digamos?

Un poco de todo. A ver, yo siempre… me quedé con las marcas que tenía ella. Porque ella tenía, a ver, más… son marcas nacionales, porque siempre, es lo que decimos, yo para dárselo a otro… [5 min.] para comprar a los chinos que te lo puedes encontrar en el mercadito, pues no lo voy a tener, porque aquí, a ver, hay un poco de todo y marca más buena, marca… Isabel Mora ahora, trajes de baño; Isabel Mora es muy buena marca, pero Dolores Cortés es más buena aún, en el sentido de que la firma es un poquito más selecta. Entonces, hay un poquito de precio y, pues eso, un poco de todo, un poco de “bueno, bonito, barato”, otro pues con un poquito más de calidad… Pero vamos, también… no solo centrarme en uno, tener un poquito de surtido y de variedad. A la hora de las colecciones es un poco locura, porque claro, a ti te dejan el muestrario y te dicen: “hale, elige, elige”, ¿y qué eliges?, es un poco… pero bueno, pues ahí tú ya te guías en que sabes que las señoras más mayores lo quieren más clásico, coges algo para las más jovencitas, más modernete, pero bueno, un poco también a mi gusto. Eso es la suerte. También tiene cosas muy buenas, yo por ejemplo hoy mi mayor se ha ido de excursión y he tenido que abrir un poco más tarde, pues es la suerte que tengo. Lo bueno y lo malo. Es lo bueno y lo malo.

También tiene la parte humana, ¿no?, de conocer al vecindario…

Sí, eso es lo bueno, eso es lo bueno de que… la verdad que, a ver, siempre queda en casa como aquel que dice. Conoces a la gente, para bien o para mal siempre normalmente las personas gratamente te quedas con lo bonito, yo personalmente; entonces la que no le interese, lo dicho. Es igual, a ver, es como si ahora mi prima se va a Piana porque yo no tengo algo; a ver, pues es lo que hay, me refiero. No pasa nada, es normal. Entonces…

Además las tiendas de este tipo hacen barrio.

Poco, sí, ese es el problema que esto también el barrio que es, la fama que tiene, todo… Sí, ahora se ve mucha gente más joven por la zona del boulevard, que allí, por ejemplo, no hay tiendecitas de éstas, o no hay mucho movimiento, pero bueno. Bien, ahora también yo, por ejemplo, estoy en un nuevo proyecto que Amazon se ha ofrecido a, pues eso, a plantearme lo de los paquetes: yo llevo paquetes a las casas del barrio, me los quedo aquí, luego… cierro al mediodía, por ejemplo, y los voy redistribuyendo. Es una manera también de hacer comercio, ¿sabes? Ya no punto de recogida, porque no es punto de recogida. Es… yo soy distribuidora de paquetes, yo los llevo a las viviendas. Es una manera de… una ayudita también, un jornal extra. Está muy bien. Y ahora he empezado. Claro. Oye, para que se lo lleven otros, pues oye, ayudan al pequeño comercio, que es un punto… Yo me enteré por un comercial que vino y me lo planteó, y llevaré un par de meses, tampoco llevo mucho. Pero sí, muy contenta. A ver, pues eso. lo dicho, soy joven, puedo ir por aquí, me conozco todas las calles; tengo horarios que yo cierro al mediodía, como y tengo mucho tiempo libre. Hasta que salen las niñas, claro [risas]. Me puedo apañar con mi marido que tiene un horario también muy compatible con el mío. Que él a las tres suele estar en casa. Entra a las seis, entonces yo las llevo al bus, él la recoge… Sí, nos podemos compaginar. La verdad que sí.

La clientela de una tienda como ésta son mujeres, me imagino.

Sí.

Hombres pocos.

El 95% son mujeres. Y ese 5% sí que tengo algún hombre, y el hombre que viene es a por el encargo de la señora, claro. Sí, sí. Sí. 95% son mujeres. La verdad que sí.

Y lo que hemos visto también en Facebook y demás es que dais servicio al barrio en cositas pues como ofrecer el escaparate para las fallas.

Sí. Yo, a ver, es que me gusta mucho el barrio, soy festera de todo, soy fallera, soy… entonces no cuesta nada, y todo ayudar… Ahora, por ejemplo, creo que vendrá la… ahora creo que hacen lo de los cuadros, ¿no?, también la Asociación de Vecinos, me lo propusieron. Pues oye, es una manera también de ayudar. No me cuesta nada.

Te están liando todo el rato [risas].

Sí, a mí me gusta también. A ver, a mí me gusta todo tipo de fiesta, con lo cual todo lo que sea ayudar y beneficiar al barrio sobre todo… Que soy de aquí, me refiero. Porque yo mi marido siempre dice: “ay, vámonos de aquí, vámonos de aquí, vámonos del barrio, vámonos a otro sitio”. Y es lo que le digo: “cariño, yo no me quiero ir de aquí, yo soy de aquí.

A ver, el barrio es barrio, hay otros barrios que te vas y la gente no se conoce, no hay…

Sí, no, aquí, como no es muy grande, lo bueno que tenemos es eso, que no es muy grande y entre todos nos conocemos, quitando de que ahora la zona nueva es lo que te venía diciendo que sí que se ve mucha gente nueva, más joven, ¿sabes? Pero claro, pero ese tipo de cliente sí que entra, mira, tal, pero ya como que te da un poco de cosa el entrar, el preguntar, la gente se está perdiendo todo ese tipo de relaciones, conversaciones. Pero bueno. También soy un poco psicóloga, ¿eh?, porque aquí viene todo el mundo, te cuenta todas sus penas, toda… Yo porque soy un poco zen y por uno me entra, otro me sale; intentas ayudar, [10 min.] pero claro, muchas veces piensas: “jolines, madre mía, pero si es que… yo no te he preguntado por tus enfermedades”, pero claro, es lo que tiene. Es lo que tiene, pero bueno.

Al final el vecindario es un poco familia, ¿no?

Sí, sí, los conoces a todos y ahora encima que voy a sus casas y les llevo los paquetes, ahora ya se quedan flipados [risas]. Ahora ya les digo: “ah, ya sé dónde vives, ya te tengo fichado, ya te tengo fichado”. Sí.

El barrio además es como muy multicultural, yo no sé si aquí te llega gente de otras etnias…

Sí, un poquitito de todo, sí, un poquito de todo. Un poquito de todo. A ver, yo mi clientela más del 80% son de aquí, del barrio y todo eso, pero… españoles, pero sí que puede entrar… entra mucho marroquí o mucha sudamericana o… Sí. Y la verdad es que son clientela buena, me refiero que… también porque las conozco de aquí y todo eso, pero hay un poco de todo. Sí, hay un poco de todo, la verdad que sí.

A ver, es que la zona esta es muy buena, porque está la playita muy cerca, está el centro muy cerca, es un punto muy bueno. Es un punto muy bueno.

La fama es lo de fuera, ¿sabes lo que te quiero decir? Tú, que vosotros que no sois de aquí, por ejemplo, que conocéis el barrio, conocéis a la gente, no te quedas con la fama, te quedas con la gente del barrio. ¿Sabes?